Semana de la inmunización: recordamos la batalla por el escepticismo del mundo respecto a las vacunas que se vive desde sus inicios

La desconfianza ante las vacunas y el rechazo total de una parte de la población a vacunarse son fenómenos que aparecieron cuando se inventó esta técnica, a finales del siglo XVIII.

Proteger a las personas de enfermedades no dejará de ser una acción prioritaria, la innovación científica tiene la posibilidad de salvar miles de vidas como está sucediendo en el mundo con la vacuna para el COVID-19. En la actualidad, los científicos han logrado desarrollar una tecnología que extrae el RNA o el ADN de los patógenos para inyectarlos al cuerpo humano, así estos trozos de material genético harán que las células humanas produzcan proteínas para educar al sistema inmune. Ésta es la primera vez que una vacuna con esta tecnología se usa.

Sin embargo, los antivacunas persisten con una serie de argumentos que carecen por completo de evidencia científica, pero que generan serias dudas en la población mundial.

La desinformación y el escepticismo del mundo respecto a las vacunas han influido desde siempre en las actitudes, creencias y comportamientos de las personas frente a las campañas de vacunación.

Viruela, la única enfermedad humana que ha sido erradicada

La viruela fue durante muchos siglos una enfermedad terrible, que causó la muerte de 60 millones de personas en Europa, en el siglo XVIII. Y en el siglo XX, acabó con unos 300 millones de personas en todo el mundo. En 1796, el médico inglés Edward Jenner tuvo la idea de inocular una forma del virus de la viruela benigna en un niño para estimular su reacción inmunitaria. Descubrió que si tomaba un extracto de una llaga de viruela bovina y la inyectaba a un ser humano, esa persona quedaba protegida contra la enfermedad. El proceso funcionó, pero rápidamente surgió la desconfianza y el miedo por parte de la población que creía que introducir un producto animal en un organismo humano era una abominación, la animalización del ser humano.

En Reino Unido, la vacuna contra la viruela fue obligatoria para los niños a partir de 1853, en una serie de leyes que multaban a los padres que se oponían a vacunar a sus hijos. Con el paso de los años, millones de personas fueron salvadas de morir gracias a la creación de dicha vacuna, hasta la erradicación a nivel mundial de la enfermedad hasta 1980.

Louis Pasteur uno de los científicos más importantes del siglo XIX

En 1885, Louis Pasteur puso a punto una vacuna contra la rabia a partir de una cepa atenuada del virus. Realizó una exitosa inyección a Joseph Meister, un niño al que le había mordido un perro sospechoso de tener rabia.

En este caso hubo también desconfianza. Pasteur fue acusado de querer enriquecerse con la fabricación de una "rabia de laboratorio". Entonces, escribe Pasteur, «decidí, no sin viva y dolorosa angustia, como bien puede suponerse, probar con J. Meister el método que constantemente me había dado buenos resultados con los perros». El resto es historia, semanas después otras personas mordidas por animales rabiosos fueron tratadas con el método de Pasteur y protegidas de la cruel enfermedad.

BCG (Bacilo de Calmette-Guérin): un ejemplo de la paciencia y minuciosidad

En 1921, un bebé recién nacido en París recibió la primera dosis de una vacuna pionera contra la tuberculosis. Llegar a ese momento había llevado años de sacrificios a los dos científicos franceses que desarrollaron la vacuna, Albert Calmette y Camille Guérin.

En 1882 el microbiólogo alemán Robert Koch había descubierto que el bacilo tuberculoso (Mycobacterium tuberculosis) era su agente causal. En 1906, el veterinario e inmunólogo Camille Guérin, había establecido que la inmunidad frente a la tuberculosis estaba en relación con la presencia del bacilo en la sangre. Usando el método de Pasteur, Calmette investigó cómo podía desarrollar una variante atenuada del bacilo para poder inyectar en animales.

Desde 1908 a 1921, Guérin y Calmette se esforzaron por producir cepas cada vez menos virulentas del bacilo. El trabajo de laboratorio que efectuaron es un ejemplo de la paciencia y minuciosidad que caracterizan la vida del laboratorio. Sin embargo, cuando se empezaron a utilizar sales de aluminio como coadyuvante para aumentar la eficacia de las vacunas, sufrieron grandes críticas de los detractores de la vacunación, en particular en Francia.

Un siglo después - siendo la vacuna en uso más antigua llamada BCG (o Bacilo de Calmette-Guérin) - es aún la única que existe contra la tuberculosis, una enfermedad que cada año mata en el mundo a más de 1,4 millones de personas.

SALK - SABIN los héroes de la erradicación de la polio

Jonas Edward Salk fue médico y virólogo estadounidense reconocido por su descubrimiento y desarrollo de la primera vacuna contra la poliomielitis segura y efectiva en 1955. Cuando le preguntaron en una entrevista televisiva quién poseía la patente de la vacuna, Salk respondió: “No hay patente. ¿Se puede patentar el sol?”

Por su parte lbert Bruce Sabin, revolucionó la medicina a finales de la década de 1950 al descubrir la vacuna oral contra la poliomielitis. Jonas Edward Salk había inventado una vacuna contra los tres tipos de virus de la poliomielitis; pero tenía el inconveniente de que era intramuscular. Sabin desarrolló una vacuna vía oral que se suministraba a los niños en un terrón de azúcar. Hoy, la vacuna Sabin oral - que comenzó a utilizarse en 1957 - se usa en todo el mundo y salva millones de vidas.

Sin embargo, en muchas zonas de Asia aún hoy esta enfermedad provoca parálisis en los más pequeños. El fracaso de las campañas de vacunación se explica sobre todo por la desconfianza de las poblaciones rurales y la creencia en teorías de complot contra los musulmanes.

2009 y el fracaso de la vacunación H1N1

En 2009, la pandemia de gripe H1N1, hizo sonar las alertas en la OMS. Se organizaron campañas de vacunación pero la epidemia fue menos grave de lo previsto, ya que no puso en cuarentena ciudades o naciones enteras.

Millones de dosis tuvieron que ser destruidas y los reproches a la mala gestión reforzaron la desconfianza en las vacunas en numerosos países, donde los "antivacunas" subrayan casos de efectos secundarios. Por esos años, la comunidad científica aseguró que la vacuna genera anticuerpos; pero que así como no hay evidencia de que provoque daños colaterales, tampoco la hay de que sea francamente necesaria ante una enfermedad cuyos riesgos no están comprobados.

"El rechazo a la vacunación es tan viejo como la vacunación misma", según el historiador de la salud, Patrick Zylberman. Ahora ese sentimiento vuelve a estar de actualidad con el covid-19 porque las autoridades presionan para que haya la máxima población inoculada.

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