El 'Alcatraz de los virus' se llama Riems; es una pequeña isla que está situada en Alemania - en el mar Báltico - y uno de los lugares más peligrosos del planeta.

Solo se puede llegar a través de un puente, y su ubicación aislada es vital ya que ahí se almacenan virus peligrosos, incluidos el ébola, la rabia, la peste porcina, la fiebre de Crimea-Congo y el Sars-CoV-2.

En esta isla - que antiguamente fue usada por los nazis para la investigación de armas biológicas - funciona el Instituto Friedrich Loeffler fundado en 1910, donde científicos alemanes están desarrollando vacunas contra virus que podrían salvar vidas. Dicho instituto lleva el nombre de Friederich Loeffle en honor a un bacteriólogo alemán de la Universidad de Greifswald que descubrió el organismo que provocaba la difteria.

El acceso a la isla de Riems está muy restringido

Los científicos que trabajan allí deben tener duchas desinfectantes al entrar o salir y emplear un vestuario de protección acorde a una pandemia como la que nos ha acompañado durante más de dos años con el COVID-19.

“Realmente somos el Alcatraz de los virus, una especie de prisión para los virus”, dijo Franz Conraths, subdirector del Instituto Friedrich Loeffler. “Los establos con los animales infectados, se encuentran en el nivel de seguridad 4, el más alto de Alemania”.

Una de las particularidades de este laboratorio, es que prueba los virus más peligrosos del mundo en animales grandes: decenas de animales, incluidas ovejas y vacas, son infectados deliberadamente con virus como parte de la investigación para monitorear los efectos de las enfermedades. De hecho, uno de sus enfoques se basa en la zoonosis, es decir, aquellas enfermedades que tienen posibilidad de “saltar” o transmitirse de animales a seres humanos o viceversa.

Y es que, desde la malaria hasta la rabia, las zoonosis representan alrededor del 60% de todas las enfermedades infecciosas contraídas por humanos, y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades estiman que "3 de cada 4 enfermedades infecciosas nuevas o emergentes en las personas se transmiten a través de los animales". Pero lo más llamativo de ellas es que son impredecibles.

Esta instalación es uno de los tres únicos laboratorios de este tipo en el mundo, y el único que podemos encontrar en Europa. Los otros dos se encuentran en Winnipeg, Canadá, y Geelong, Australia.

El instituto solía tener su sede en un solo edificio en la isla, pero ahora se ha expandido y cubre casi la totalidad de sus 1,3 kilómetros de largo. El gobierno alemán ha invertido unos 300 millones de euros en el instituto desde 2008 para mejorar la infraestructura y ahora hay 89 laboratorios y 163 establos.

Todos los ensayos se realizan en condiciones de alta seguridad y los investigadores trabajan a diario para comprender cómo se propagan los nuevos patógenos; y también para desarrollar vacunas seguras y eficaces.

Recordemos que en la actualidad, las vacunas protegen a las personas de al menos 20 enfermedades, y con esto se salvan anualmente más de tres millones de vidas.