La abadía medieval del Mont Saint-Michel, una cascada de muros y contrafuertes que descienden de una elevada aguja central, es una creación espectacular que ha desempeñado un papel crucial en la historia de Francia a lo largo de los siglos. Se encuentra sobre unas rocas que emergen del mar, donde convergen las aguas del Atlántico con la desembocadura del río Couesnon, frente a la costa de Normandía, al oeste de París. Tiene una circunferencia de 960 metros y apenas unos 4 kilómetros cuadrados, y atrae a 1,3 millones de turistas al año.

Por su cercanía con París, se puede acceder al Monte Saint-Michel en auto a través de la autopista A13 y la A11; o en autobús - partiendo de la terminal La Défense - en aproximadamente 4 horas. En algunas ocasiones, cuando la marea es muy alta, la carretera queda inundada y no se puede acceder hasta que esta no vuelve a bajar. Hay que verificar los horarios de mareas, en la página web oficial del Mont Saint-Michel para obtener información actualizada.

Otra alternativa es viajar en tren desde la estación de Paris Montparnasse, desde donde salen trenes directos, hasta Pontorson, que es la estación de tren más cercana. También hay vuelos directos que parten del aeropuerto Charles de Gaulle en París, hasta el aeropuerto de Rennes - Bretaña y donde también arriban vuelos de otras ciudades con escalas.

Una joya de la arquitectura que cumple 1.000 años

La arquitectura del Mont Saint-Michel abarca varios estilos, puesto que la construcción se realizó a lo largo de varios siglos. Cuenta una leyenda que el Arcángel San Miguel se presentó en sueños a un sacerdote y le indicó el lugar para construir un sitio de culto. Ese punto es el islote donde está enclavada la abadía. Se convirtió en un lugar sagrado que siguió evolucionando desde el siglo XI hasta el XVI.

En la actualidad, habitan la abadía 12 monjes que viven de lo que cada uno sabe hacer, cómo producir miel y fabricar souvenirs artesanales para los turistas. Este año, se cumple un milenio desde el inicio de su construcción y para celebrarlo, el Mont es sede de conciertos, conferencias y una exposición sobre su historia y arquitectura, desde junio hasta noviembre de 2023.

La abadía ha sido testigo de momentos clave de la historia de Francia, sobre todo al convertirse en fortaleza durante la Guerra de los Cien Años de los siglos XIV y XV y sobrevivir a un asedio de 30 años por parte de los británicos. Fue prisión durante la Revolución Francesa del siglo XVIII. En 1863, 14.000 prisioneros pasaron una temporada en la “Bastilla de los Mares”, donde las mareas y las arenas movedizas hacían imposible escapar.

Durante la Belle Époque, anterior a la Primera Guerra Mundial, el monumento se convirtió gradualmente en la atracción turística mundial que conocemos hoy. Uno de sus hitos más populares es la famosa posada de la Mère Poulard - lugar en el que se inventó la famosísima tortilla del Mont Saint-Michel - que lleva el nombre de su fundadora, la brillante cocinera Annette Poulard y que recibe visitantes desde 1888.

Cuál es la mejor época del año para visitarlo:

Depende de las preferencias personales y de lo que desee experimentar durante la visita:

• Verano (junio a agosto): es la temporada alta en Mont Saint-Michel. Durante estos meses, el clima suele ser cálido y hay muchas horas de luz diurna. Sin embargo, es también el período más concurrido, lo que significa que habrá más turistas y es posible que encuentres filas largas en los lugares de interés.
• Primavera (marzo a mayo) y otoño (septiembre a noviembre): son considerados períodos de "hombro" en Mont Saint-Michel. El clima es más templado y hay menos multitudes en comparación con el verano. Podrás disfrutar de paisajes florecientes en primavera y colores otoñales en otoño.
• Invierno (diciembre a febrero): es la temporada baja en Mont Saint-Michel. El clima puede ser frío y húmedo, con posibles lluvias y vientos fuertes.

Ya sea que elijas la primavera con sus flores en pleno esplendor, el otoño con sus colores cálidos o incluso el invierno con su tranquila serenidad, cada temporada tiene su propio encanto especial.

Disfrutar de una visita memorable de esta impresionante obra de la naturaleza y del hombre: En la entrada del Mont Saint-Michel, encontrarás un reloj de marea que muestra cómo cambian las mareas durante el día.

Es impactante ver cómo la isla queda rodeada por el agua durante las mareas altas que llegan a los 14 metros. Antes, este sitio solo era accesible cuando la marea estaba baja o por barco cuando estaba alta, hasta que en 2014 construyeron una pasarela desde el continente que también le devolvió su esencia de isla.

La Abadía benedictina del siglo VIII es el lugar más importante de la isla. Puedes recorrer sus claustros, salas y jardines, y apreciar las vistas panorámicas del mar y los alrededores desde las terrazas.

En la Gran Rue, que es la calle principal, sentirás que estás en un lugar de cuento con sus cafecitos, tiendas de regalos y edificios que datan del siglo XV y XVI. Y sus calles estrechas y empedradas le dan un encanto medieval que no encontrarás en otro lado.

Para los aventureros - y si el clima lo permite - realizar la excursión guiada para caminar por la bahía del Mont Saint-Michel es una experiencia única para comprender la belleza natural de la zona.

La Chapelle-Saint-Aubert, es una joya escondida en la isla. Es una pequeña capilla de piedra con pinturas hermosas en su interior y un altar encantador. La leyenda dice que todo comenzó en esa capilla, ya que fue allí donde el obispo Avranches fue tocado por el Arcángel Miguel.

Y si te interesa la historia, no dudes en visitar el museo histórico de Mont Saint-Michel, con piezas históricas, esculturas, armas, instrumentos de tortura y pinturas, que datan del año 1300 hasta nuestros días.

Su imponente belleza arquitectónica, su rica historia y su ubicación majestuosa en medio del mar lo convierten en un destino inolvidable: el Mont Saint-Michel cautiva en todos los sentidos.