Lucy nos invita a descubrir Pompeya, una experiencia única que no podremos vivir en otro lugar del mundo

¿Quién no sueña con caminar por una ciudad romana inmovilizada en el tiempo?

Situada al sur de Italia, esta próspera ciudad pasó a la historia en el año 79 d.C. al ser enterrada por un manto de lava y cenizas provenientes de la violenta erupción del volcán Vesubio. Durante siglos la ciudad permaneció olvidada y no fue hasta 1550 que fue redescubierta, aunque los trabajos de excavación no empezaron hasta 150 años más tarde.

Su historia, los misterios de su destrucción y los detalles de su conservación me invitaron a viajar al pasado. Este viaje es indudablemente mágico.

Llegué a Pompeya en el tren Circumvesuviana que sale de la estación central de Piazza Garibaldi de Nápoles y me dejó en la parada Pompei Scavi, en sólo 40 minutos, a pocos metros de la entrada principal del yacimiento arqueológico, la Puerta Marina.

Les recomiendo llevar calzado cómodo, una botella de agua para ir rellenando en las fuentes de Pompeya y protector solar y gorra, sobre todo en días soleados y calurosos como me tocó a mí. Dentro de las ruinas hay cafeterías muy buenas, con precios razonables y platos ricos como la pizza, ensaladas locales, pasta, helados y café.

Aunque hay rutas que te pueden llevar hasta 7 horas, la duración media de la visita que permite completar la lista de lugares imprescindibles, es de menos horas. Yo me decidí por el tour de 4 horas con un guía arqueólogo en el horario de la tarde ya que visitar la ciudad en ese horario es perfecto porque la mayoría de los turistas prefieren hacerlo de mañana y muchas veces hay que hacer largas filas. En cambio por la tarde la ciudad está casi vacía y la experiencia es más íntima!

Mi recorrido comenzó en la Casa del Fauno, es uno de los edificios más famosos que ver en Pompeya además de ser una de las casas romanas más grandes (3000 metros cuadrados con dos grandes atrios) y lujosas de la ciudad. Debió ser la residencia de una persona de gran relevancia ya que encontraron todo tipo de obras de arte - frescos y mosaicos - que misteriosamente las capas de ceniza volcánica preservaron. Y gracias a los trabajos de limpieza y restauración de las obras, permitieron a los especialistas profundizar en su conocimiento de las corrientes artísticas, los géneros y las técnicas de esa época.

Continué caminando bajo un intenso sol hasta El Foro, una plaza de casi 150 metros de largo rodeada de edificios importantes y donde tenían lugar los negocios, la vida pública, la actividad religiosa y la administración de justicia de Pompeya. Muy cerca del foro se encuentra el Templo de Apolo, otro de los lugares más emblemáticos. Este templo es uno de los más antiguos de la ciudad y en la actualidad se puede ver la escalinata que accede a un podio y varias columnas.

Llegando a la zona más antigua de la ciudad se encuentra el Lupanar, el prostíbulo más famoso y el lugar más visitado en Pompeya. En este pequeño edificio de dos pisos descubierto en el XIX, que no se abrió al público hasta el 2006, pude ver varias habitaciones con una cama de piedra y varios frescos eróticos pintados en la parte superior de cada puerta de entrada además de inscripciones en las paredes, realizadas por clientes y prostitutas.

Además de viajar, también me apasiona mucho el teatro, por eso cuando llegó el momento de recorrer los 3 teatros que tiene Pompeya me entusiasmé mucho al ver las construcciones donde se sucedían festividades de carácter religioso que solían ir acompañadas de grandes espectáculos.

El teatro grande o mayor de estilo griego, construido en el siglo II a.C, tenía una capacidad para 5000 espectadores que se distribuían en tres niveles según la clase social y era donde se representaban grandes obras de comedia y tragedia.

El teatro pequeño o odeón tenía una capacidad para 1000 personas y es uno de los lugares mejor conservados, con una capacidad más reducida y mejor acústica, era donde se celebraban los espectáculos musicales y recitales de poesía.

El Anfiteatro del año 70 a.C. fue el primero construido en piedra y es el más antiguo que se conserva de la civilización romana, anterior al del Coliseo. En este enorme recinto se realizaban las famosas peleas entre gladiadores y luchas entre animales traídos de África, delante de 20000 espectadores.

Hay otras casas romanas (domus) que recomiendo conocer para que tu visita sea perfecta:

  • Casa del Poeta Trágico: esta domus romana del siglo II a.C. destaca por sus preciosos suelos de mosaico y por sus frescos en las paredes.
  • Casa de Menandro: en esta lujosa residencia romana se encontró una imagen del poeta griego Menandro y es una de las mejor conservadas de Pompeya.
  • Casa de Octavius Quartio: en esta villa romana de amplios jardines se encuentran varios frescos pompeyanos.
  • Casa Dei Quadretti Teatrali o Casca Longus: esta domus tiene en su interior una preciosa mesa de mármol con esculturas de león y frescos inspirados en obras de Eurípides y Menandro.
  • Casa della Fontana Piccola: esta casa destaca por su fuente del ninfeo decorada con mosaicos y esculturas.

Mi última parada fue en uno de los lugares más emotivos de la ciudad, el Orto dei fuggiaschi o huerto de los fugitivos, donde se conservan los moldes de 13 personas, adultos y niños, que trataron de escapar de la erupción del volcán. Recordemos que el volcán llegó a expulsar más de 10.000 toneladas de materia por segundo. En apenas horas murió la mayor parte de la población asfixiados por los gases que el Vesubio desprendía. Estos moldes en los que se pueden ver los rostros de terror y las posiciones retorcidas de los cuerpos cuando murieron, se consiguieron al rellenar las cavidades que dejaron los cuerpos con yeso y retirando posteriormente la capa de ceniza endurecida.

Terminé mi visita guiada con la certeza que recorrí el mejor museo del mundo al aire libre donde pude contemplar una ciudad del siglo I, gracias al trabajo de los arqueólogos que siguen descubriendo nuevos edificios y magníficos frescos (solo se ha desenterrado un 60% del total).

Este sitio declarado Patrimonio Mundial de la UNESCO atrae a millones de visitantes cada año. Pasear por las calles empedradas y entrar en los antiguos edificios romanos de Pompeya te hará retroceder 2000 años y seguro, dejará una huella imborrable.

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