En los últimos años, ha surgido una nueva corriente turística que ha captado la atención de viajeros y expertos en todo el mundo: los "begpackers". Esta tendencia, que combina el espíritu aventurero del viaje con la búsqueda de financiamiento en destinos extranjeros, ha generado controversia y debate en la industria del turismo.

Los begpackers son una combinación de beg de beggers que significa mendigar y packer de bagpacker que significa mochilero, y en muchos lugares son considerados como los viajeros menos aceptados. Como la palabra lo dice, estos viajeros se dedican a mendigar en los sitios del mundo a los que van sin importarles las condiciones económicas de sus habitantes. Normalmente, son jóvenes occidentales que visitan el Continente Asiático y América Latina.

Debate y críticas en muchos destinos turísticos:

Algunos argumentan que los "begpackers" están explotando la generosidad de las comunidades locales y se aprovechan de su necesidad, especialmente en países con economías menos desarrolladas. Además, se argumenta que esta forma de viajar muestra una falta de respeto hacia las culturas locales y puede contribuir a reforzar estereotipos negativos sobre los viajeros.

Mientras algunos regalan abrazos con los ‘ojos vendados’ a cambio de una moneda, otros venden pulseras, tocan música o hacen espectáculos con sus bebés, situación que ha llenado de hartazgo principalmente a los ciudadanos de los países asiáticos.

Aunque los begpackers viajan por todo el mundo, son vistos principalmente en ciudades del sudeste asiático, como Bangkok, Kuala Lumpur, Taipei y Hong Kong; y recientemente en algunos puntos de América Latina. Los habitantes de esos países se encuentran indignados por este tipo de viajeros que piden dinero para sobrevivir, mientras existen miles de familias pobres y personas que lo hacen para comer.

Como resultado de ese hartazgo, en algunos de esos lugares se han implementado regulaciones y restricciones para abordar este fenómeno (requisitos más estrictos para los turistas, como la presentación de pruebas de solvencia económica o la exigencia de una reserva de alojamiento antes de ingresar al país).

Distintas instituciones públicas y ONGs han decidido intervenir mostrando su «total desacuerdo» con esta forma de turismo, e incluso las autoridades de la mayoría de los destinos más frecuentados por begpackers han reaccionado enviándolos a sus respectivas embajadas, es el caso de la isla de Bali, Indonesia. De momento, no se han impuesto penas legales o económicas, pero podría ocurrir en un futuro próximo.

Es importante destacar que no todos los viajeros que buscan financiar su viaje de esta manera se consideran "begpackers". Algunos pueden tener circunstancias particulares o recurrir a esta práctica como último recurso. Sin embargo, el término se ha asociado principalmente con aquellos que tienen la capacidad de costear su viaje, pero eligen mendigar en lugar de utilizar sus propios recursos.

El crowdfunding para viajes:

Una de las formas más nuevas para viajar de los begpackers, es a través de las plataformas de crowdfunding, una forma de financiar un viaje a través de donaciones de otras personas. Los viajeros pueden crear una campaña en dichas plataformas donde exponen su itinerario y piden a los usuarios que aporten dinero a su causa.

También las redes sociales se han convertido en una plataforma para compartir historias y opiniones sobre esta nueva tendencia turística, lo que ha amplificado el debate global.

Si bien es un medio válido para viajar, no son bien recibidos por la mayoría, ya que con un gran número de personas que piden dinero para comer o sostener una familia, el pedirlo para viajar resulta discutible y no es sano para la industria del turismo.