Hallstatt: el pueblo más bonito del mundo que parece salido de un cuento de los Hermanos Grimm

En esta oportunidad queremos compartir con ustedes la experiencia vivida por nuestra amiga viajera Lucy, recorriendo este pueblo encantador ubicado en los Alpes Austriacos. Nos quedamos tan encantados con la propuesta de Lucy de convertirse en nuestra corresponsal especializada en Turismo, que ya estamos ansiosos por conocer su próximo destino.

Amo viajar y escribir sobre cada uno de mis viajes, contar las experiencias y mi manera de conocer los rincones del mundo, y quizás poder darles algunos tips y ayudarlos para su próximo viaje.

Espero que este primer capítulo de mis historias de viajes llamadas “Compartiendo experiencias” les guste, pero sobre todo que les sirva y disfruten tanto como yo de Hallstatt, un maravilloso pueblo lacustre ubicado a sólo 73 kilómetros de Salzburgo, en el distrito Salzkammergut, Austria, rodeado por las montañas de Dachstein. Esta antigua tierra de los Alpes austríacos - que parece salida de un cuento de los Hermanos Grimm - es la joya de la región, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1997.

¿Cómo llegué a Hallstatt una soleada mañana bien temprano?

La forma más fácil de arribar es en tren desde Salzburgo, situada aproximadamente a una hora de distancia y muy cerca de la frontera con Alemania. Todo el recorrido es de una belleza imponente, rodeado de castillos medievales, palacios, parques naturales y mansiones de aristócratas que dan cuenta que estamos en una de las regiones más caras de Austria.

Una vez allí todo era como estar en una aldea de cuentos. Un racimo de casas apiñadas una al lado de la otra al borde de las montañas me regala magia y fantasía. Y es fácil comprender porque fue la fuente de inspiración para el ficticio reino de Arendelle de la saga de Frozen. Esta taquillera película de Disney, puso a este pueblo en el radar del turismo mundial y se convirtió en un destino obligado, que recibe unos 10 mil turistas por día con deseos de vivir de cerca - como yo - esta aventura de película.

En verano especialmente, el pueblo de no más de 778 habitantes se ha visto afectado por la gran cantidad de turistas que acuden hasta el lugar para tomarse selfies y recorrer sus pintorescas callecitas hasta el impresionante paisaje montañoso. Por eso el alcalde del lugar está pensando estrategias para reducir la cantidad de visitas, y pidió públicamente que los dejaran vivir tranquilos. Su plan es reducir a 100 la cantidad de buses anuales de turismo que arriben a la ciudad, una cifra que hoy es de 10.000.

Por la tarde decidí emprender camino a otro paseo que me habían recomendado mucho: el museo arqueológico denominado Kulturerbe Hallstatt - con restos de la denominada “Época de Hallstatt” (1300-400 a. C.), donde aprendí sobre la geología, la religión y la artesanía de este precioso paraje.

La plaza del pueblo merece un capítulo aparte: llamada Markplatz, tiene una singular fuente que sirve de atracción principal. En una de las esquinas de la plaza se encuentra una bonita iglesia luterana que fue construida aproximadamente en 1861, y es un atractivo popular entre los visitantes.

Y por supuesto una cita obligada es recorrer los diferentes edificios históricos, una gran variedad de restaurantes que ofrecen comida típica de la ciudad, y algunas tiendas donde compré recuerdos de mi visita.

El bullicio diurno de turistas se iba aplacando y entrada la noche decidí buscar alojamiento para dormir en este pueblito y disfrutarlo como si fuera la única habitante. Caminar Hallstatt de noche es una experiencia única: los cisnes durmiendo junto a la orilla del lago, el frío, las coquetas luces de sus construcciones, y un silencio asombroso - por momentos interrumpido por el rumor del lago - hicieron que mi segundo día termine como un relato mágico.

Otros paseos que deslumbran más allá del centro de Hallstatt

En mi segundo día en Hallstatt y luego del desayuno tradicional - café con panecillos de trigo o Schwarzbrot, con manteca y mermelada, y rebanadas de embutidos y queso - pude envolverme de naturaleza en la cascada Waldbachstrub, con sus tres saltos de agua que alcanzan un total de 90 metros. Al pie de la poderosa cascada, es uno de los lugares energéticos más bellos y una pieza distintiva de la naturaleza de la región.

Más tarde llegó el turno de conocer Salzwelten, donde se encuentra la mina de sal explotada durante 7.000 años, y que es considerada la más antigua del mundo. Para llegar hay que tomar el funicular hasta la cima de la montaña, donde se encuentran las minas de sal, un enorme complejo de túneles y galerías.

En su interior se exhibe un “hombre de sal”, el cadáver de un trabajador de la mina que fue encontrado en 1734, aunque se cree que vivió en el año 1000 antes de Cristo. La historia de Hallstatt se remonta a la Edad del Hierro (7000 años atrás), en aquel entonces se extraía sal de las minas anexas, lo que hizo que allí se levantara una ciudad a modo de núcleo comercial. Visitar su mina, fue como regresar a los inicios de la minería y experimentar la historia de la Edad del Bronce.

Para los amantes de la fotografía, las mejores tomas del pueblo, el lago y los alpes se logran desde una plataforma de observación - el mirador Skywalk - situado a 350 metros sobre el suelo y que asoma desde la montaña Salzberg. Al lado del mirador se encuentra la torre de Rudolf que, desde 1960, cuenta con un restaurante desde donde contemplar las mejores vistas del paisaje. Su construcción se remonta al siglo XIII y fue levantada como defensa para los mineros. Más tarde se convirtió en la residencia del encargado de la mina de sal.

De regreso al pueblo, la parada siguiente en mi itinerario fue el cementerio, uno de los más bonitos del mundo, muy bien adornado y con un curioso osario a poca distancia. Este peculiar osario cuenta con más de 1000 cráneos y otros huesos, con nombres escritos, que al parecer fueron los nombres de dichos difuntos.

Y por supuesto en mi último día, probé su plato típico: el reinanke a la brasa, un pez que vive en el lago y es preparado de una manera exquisita. Antes de emprender el regreso, me regalé un momento único: un delicioso café acompañado del infaltable strudel de manzana y el extraordinario licor de Maislinger, en Uferwirt Seeraunzn, un restaurante con terrazas encantadoras a orillas del lago donde el paisaje es realmente espectacular.

Me despido con la certeza de que la belleza de Hallstatt parece salida de un cuento, y visitarla me devuelve la ilusión de cerrar los ojos en alguna de sus esquinas e imaginar que tal vez me cruce con hadas, príncipes y villanos en pleno siglo XXI.

Lucy

Contáctenos

Nuestros servicios en la industria de la salud y asistencia al viajero están orientados a los siguientes grupos de empresas:

Compañias de Asistencia al Viajero
y Compañias de Seguro