Cada 18 de febrero se conmemora el Día Internacional del Síndrome de Asperger (SA), por el nacimiento del psiquiatra austriaco Hans Asperger, quien describió por primera vez este síndrome. A pesar de que sus estudios fueron publicados en el año de 1943, no sería hasta la década de los años 90 que tomaron valor para los estudiosos del autismo y enfermedades neurológicas en general.

¿Qué es el Síndrome de Asperger?

En el mundo, se calcula que 44 millones de personas tienen síndrome de Asperger. Es un trastorno del desarrollo que se incluye dentro del espectro autista y que afecta la interacción social recíproca, la comunicación verbal y no verbal, una resistencia para aceptar el cambio, inflexibilidad del pensamiento, así como poseer campos de interés estrechos y absorbentes.

Las personas que lo padecen generalmente son extremadamente buenos en las habilidades de memoria (hechos, figuras, fechas, épocas, etc.) muchos sobresalen en matemáticas y ciencia, poseen un lenguaje fluido y una capacidad intelectual incluso superior a la del resto de la población.Pero presenta dificultades en la flexibilidad del pensamiento; y también pueden tener intereses repetitivos y obsesivos en ciertos temas o actividades.

Además, hay un rango en la severidad de los síntomas, el niño muy levemente afectado resulta a menudo no diagnosticado y puede apenas parecer raro o excéntrico.

Es importante saber que las niñas con Asperger muestran otra sintomatología a los rasgos comunes de este síndrome. A menudo el diagnóstico de TEA en mujeres se confunde con otros diagnósticos como el Trastorno Límite de Personalidad (TLP).

Diagnóstico y causas

Actualmente, no hay algún estudio de laboratorio, de sangre, radiografía, etc., que se utilice para realizar el diagnóstico. No obstante, un especialista del desarrollo valora la conducta y habilidades de la persona utilizando instrumentos de evaluación específicos.

A la hora de realizar un diagnóstico, hay indicadores propios tales como:

• Inmadurez emocional.
• Rutinas autoimpuestas.
• Intereses limitados.
• Sentimientos de incomprensión y soledad.
• Dificultad en la flexibilidad del pensamiento.
• Dificultad para trabajar en equipo y mantener relaciones sociales de amistad o pareja.
• Ansiedad y depresión.
• Perfeccionismo.
• Dificultad en la toma de decisiones.
• Son muy directos y dicen lo que piensan en todo momento.
• Problemas para entender las bromas, metáforas e ironías.

La detección precoz es clave para un mejor pronóstico

Si algo diferencia al síndrome de Asperger de otros trastornos es que los síntomas han estado presentes desde los primeros momentos del desarrollo, y esto es esencial para el diagnóstico. Por ese motivo, familiares, maestros y pediatras juegan un papel muy importante a la hora de detectarlo, para comenzar un trabajo terapéutico con el fin de lograr el bienestar del niño y su familia.

En general, se diagnostica cuando el niño tiene alrededor de cuatro años y para definir que presenta este trastorno debe cumplir con una serie de sintomatologías. Y es importante comprender que, cada niño tiene características propias, por lo que no necesariamente deben cumplir con todos los síntomas, sino que, lo más probable es que presente una mezcla de ellos.

Aunque lo habitual es que el diagnóstico de Asperger se realice en las primeras etapas de vida, cada vez es más común encontrar casos que no son diagnosticados hasta la vida adulta. Son personas que presentan algunas de las características del espectro autista y deciden acudir a un profesional para ser diagnosticados.

Tratamiento:

Por el momento no existe ningún tratamiento específico. Aun así, en los casos necesarios se realizan terapias de apoyo dirigidas a mejorar las habilidades sociales, así como controlar las emociones y generar empatía.

Esto puede incluir terapias conductuales, ocupacionales, de lenguaje y de aprendizaje social, entre otros; para garantizar que los pacientes puedan llevar vidas plenas y satisfactorias.