La dislexia es un trastorno del aprendizaje que afecta la capacidad de una persona para leer, escribir y procesar el lenguaje.
Esto, supone la dificultad para leer a raíz de problemas para identificar los sonidos del habla y para comprender cómo estos se relacionan con las letras y las palabras (decodificación). También se lo conoce como “dificultad de lectura” y afecta zonas del cerebro que procesan el lenguaje. Aunque no está relacionada con la inteligencia, la dislexia puede dificultar la vida escolar y cotidiana de quienes la padecen, generando frustración y baja autoestima.
Detectar la dislexia temprano es clave para una intervención efectiva
Comúnmente la dislexia se empieza a reconocer cuando un niño empieza a introducirse en el proceso de aprendizaje de la lectoescritura, es decir, desde los 4 años hasta los 7 aproximadamente.
Los principales síntomas de la dislexia son:
- El principal síntoma es una gran dificultad durante el aprendizaje y la adquisición de la lectura, y esta dificultad resulta muchas veces inesperada en relación a otras habilidades que muestra la persona y sus circunstancias educacionales.
- El segundo síntoma más común entre las personas que sufren dislexia es el bajo rendimiento escolar en todas aquellas asignaturas que requieren la lectura como base de aprendizaje. Por ejemplo, se pueden dar problemas en el ritmo y velocidad del aprendizaje del lenguaje escrito, dificultades para el copiado del pizarrón al cuaderno, entre otros.
- La gran mayoría de personas que sufren dislexia padecen al mismo tiempo un déficit fonológico, es decir un déficit en algún aspecto de la representación y procesamiento de los sonidos del lenguaje. Este puede ser debido a una habilidad débil para poder atender y manipular conscientemente los sonidos de la lengua, a una memoria verbal a corto plazo que limite la capacidad de mantener activa momentáneamente las representaciones fonológicas, y/o a una habilidad lenta para recuperar las formas fonológicas de las palabras con el objetivo de emprender la articulación del habla.
- Problemas de procesamiento auditivo, en especial el procesamiento rápido de los sonidos.
- Problemas de agudeza visual.
- Dificultades para prestar atención.
- Retrasos en el aprendizaje del habla o problemas para comprender instrucciones.
- Dificultades en la lectura, escritura, ortografía, visión, coordinación motora, matemáticas, comprensión del tiempo, situación en el espacio y limitación de la capacidad para integrar información que entienden por separado. Es decir, confunden letras, cambian sílabas, suprimen o añaden letras o palabras, presentan dificultad para memorizar reglas ortográficas y presentan dificultad en la motricidad fina y gruesa.
¿Cómo se detecta la dislexia?
El diagnóstico de dislexia generalmente lo realiza un especialista, como un psicólogo educativo o un psicopedagogo, a través de una serie de evaluaciones que miden las habilidades de lectura, escritura y comprensión.
Lo importante es cuando los padres ven que hay un pequeño desfase, por ejemplo que su hijo está haciendo las tareas cada tarde o noche en casa, que se está esforzando y estudiando para los exámenes, y ese esfuerzo tan grande que está haciendo no se ve reflejado en las notas. Como padres surgen las clásicas preguntas: ¿Por qué falla en los exámenes? ¿Por qué desaprueba si estuvo estudiando mucho para rendir?
Es allí cuando se debe recurrir a estudios que permitan diagnosticar el grado de dislexia que su hijo presenta, facilitando un tratamiento personalizado.
Tipos de Dislexia:
- Dislexia Fonológica o Auditiva: afecta la capacidad de una persona para decodificar sonidos individuales de las letras, es decir tienen dificultades para dividir las palabras en sonidos más pequeños (fonemas) y relacionarlos con las letras correspondientes. Esto les dificulta leer nuevas palabras o palabras complejas.
- Dislexia Superficial: los afectados presentan dificultades para reconocer las palabras visualmente, lo que les lleva a depender de la pronunciación de cada palabra en lugar de reconocerla automáticamente. Esto genera errores frecuentes en la lectura de palabras irregulares, que no siguen reglas comunes de pronunciación.
- Dislexia Mixta: es una combinación de la dislexia fonológica y la dislexia superficial. Las personas con este tipo tienen dificultades tanto para decodificar palabras nuevas como para reconocer palabras familiares de forma automática, lo que afecta gravemente su fluidez y comprensión lectora.
- Dislexia Visual-Espacial: está relacionada con problemas en el procesamiento de la información visual. Las personas pueden tener dificultades para seguir líneas de texto y pueden confundir letras que se parecen visualmente, como "p" y "q" o "b" y "d".
- Dislexia del Desarrollo: se refiere a casos de dislexia que se manifiestan en la infancia y suelen detectarse cuando los niños comienzan su educación formal. Es el tipo más común y se cree que tiene un componente genético.
A pesar de los avances en la investigación sobre la dislexia, las causas exactas de su origen aún no se comprenden completamente. No obstante, se han identificado varios factores que podrían influir en el desarrollo de este trastorno.
- Factores hereditarios: si se dan antecedentes de familiares que padecen dislexia, la persona tendrá más probabilidad de padecer dislexia.
- Lesiones cerebrales.
- Problemas emocionales.
- Problemas en la orientación de secuencias: esta orientación permite a las personas ordenar objetos, acontecimientos (pasado, presente futuro), entre otros. Las personas que padecen dislexia, muestran dificultades para ordenar temporalmente los acontecimientos de un libro, por ejemplo.
- Problemas de percepción visual/Trastorno perceptivo-visual.
- Falta de dominancia cerebral: el cerebro está dividido en dos hemisferios, y la parte derecha del cerebro tiene el papel de controlar la parte izquierda del cuerpo y, por lo contrario, la parte izquierda del cerebro controla la parte derecha del cuerpo. Entonces la falta de dominancia cerebral hace referencia a las dos partes del cerebro, dando lugar a dificultades de dominar con eficacia el cuerpo, incluyendo las manos y los dedos a la hora de escribir. Otra de las causas de la dislexia es la mala conexión entre los dos hemisferios cerebrales.
Tratamientos para la dislexia:
La dislexia no tiene cura, pero con un enfoque adecuado, las personas con dislexia pueden aprender a leer y escribir correctamente, desarrollando habilidades que les permitan desenvolverse con éxito en el entorno académico y laboral. El tratamiento más común incluye terapia con especialistas en lectura y escritura, programas de intervención basados en fonética, que ayudan a mejorar la conexión entre sonidos y letras. La tecnología como audiolibros y aplicaciones para convertir texto en voz son herramientas que ayudan a las personas con dislexia a acceder a la información de manera más eficiente. En casos más graves, puede ser necesario el apoyo adicional de tutores especializados o el uso de tecnología asistiva.
Una práctica habitual que se lleva a cabo en el tratamiento de la dislexia, es el llamado “sobreaprendizaje”, que consiste en volver a aprender el proceso de la lectoescritura, pero, en este caso, adecuando el ritmo a la zona de desarrollo próximo de la persona. Es decir, consiste en adecuar el proceso de enseñanza-aprendizaje de la lectoescritura adaptado al ritmo y características individuales de la persona.
En definitiva, desde el tratamiento de la dislexia se procura corregir los factores o funciones deterioradas que originan los síntomas de la dislexia y, por lo tanto, promover una mejora del aprendizaje escolar, el rendimiento académico y el éxito en la vida de quienes enfrentan este desafío.
Existen múltiples herramientas y enfoques pedagógicos que ayudan a las personas con dislexia a adaptarse y desarrollarse. Es fundamental promover la concientización sobre esta condición para que cada vez más niños y adultos reciban el apoyo necesario. La comprensión, el acompañamiento y la paciencia son claves para que quienes enfrentan la dislexia puedan alcanzar su máximo potencial, tanto en el ámbito escolar como en su vida diaria.
La dislexia no define a las personas, y con el apoyo adecuado, es posible superarla.