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Aunque cueste ponerlo en palabras, la incontinencia urinaria afecta a millones de personas en todo el mundo. No es exclusiva de los adultos mayores: también puede aparecer después del parto, en la menopausia o como consecuencia de ciertas cirugías o enfermedades neurológicas.

Según datos de la OMS, se estima que 1 de cada 3 mujeres mayores de 50 años sufre algún tipo de pérdida involuntaria de orina. Sin embargo, sigue siendo un tema tabú.

¿Qué es y por qué sucede?

La incontinencia urinaria es la pérdida involuntaria de orina. Puede ser leve o severa, ocasional o persistente. Hay diferentes tipos:

  1. la de esfuerzo (al estornudar, toser o hacer ejercicio)
  2. la de urgencia (cuando no se llega al baño a tiempo)
  3. o la mixta (una combinación de ambas)

Las causas pueden variar: debilitamiento del suelo pélvico, cambios hormonales, problemas neurológicos o simplemente envejecimiento natural.

El suelo pélvico, ese gran protagonista

En los últimos años, el suelo pélvico dejó de ser “cosa de especialistas” y empezó a ocupar un lugar en las conversaciones de salud integral. Esta red de músculos y tejidos sostiene órganos clave como la vejiga, el útero y el recto. Cuando pierde fuerza o tono, pueden aparecer síntomas como incontinencia, prolapsos y molestias en las relaciones sexuales.

La buena noticia es que se puede trabajar y fortalecer, con ejercicios como los famosos Kegel, técnicas de reeducación con fisioterapia especializada y cambios en los hábitos diarios. Para muchas personas, esto representa una alternativa no invasiva y efectiva antes de considerar tratamientos quirúrgicos. Uno de los mayores desafíos es que muchas personas no lo mencionan por vergüenza, creyendo que es “normal por la edad” o que “no tiene solución”. Nada más lejos de la realidad.

Según las últimas estadísticas:

  • 1 de cada 3 mujeres adultas presenta algún grado de incontinencia urinaria a lo largo de su vida, siendo más común después del embarazo y en la menopausia.
  • Hasta el 50 % de los adultos mayores la padecen, pero menos del 40 % consulta con un profesional por vergüenza o desconocimiento.
  • En los hombres, la incontinencia urinaria afecta a aproximadamente el 11 %, y su prevalencia aumenta después de los 60 años, sobre todo en quienes han tenido cirugías prostáticas.
  • La incontinencia de esfuerzo (pérdidas al toser, reír o hacer ejercicio) representa cerca del 50 % de los casos en mujeres.
  • El fortalecimiento del suelo pélvico con ejercicios de Kegel puede reducir los síntomas en hasta un 70 % de los casos, si se realiza de forma correcta y constante.

Cuanto antes se consulte, más opciones hay para controlar y mejorar la calidad de vida

Dependiendo del tipo y la causa, se pueden combinar distintas estrategias: desde fisioterapia especializada en suelo pélvico con dispositivos de biofeedback o estimulación eléctrica, hasta medicamentos que ayudan a relajar la vejiga o fortalecer el control urinario. En algunos casos, se indican técnicas mínimamente invasivas o cirugías ambulatorias.
Este enfoque multidisciplinario permite adaptar las soluciones a cada persona, mejorando notablemente la calidad de vida y devolviendo confianza en las actividades cotidianas.

Este 25 de junio, hablemos sin miedo, rompamos estigmas y empecemos a considerar al suelo pélvico como lo que es: una parte fundamental de nuestro bienestar. Porque nadie debería tener que vivir con incomodidad en silencio. Y porque visibilizar también es cuidar.

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