Los últimos datos mundiales indican 306.291 casos notificados a la OMS (Organización Mundial de la Salud) en todo el 2023, frente a 171.156 durante 2022, lo que representa un aumento del 79%.

Estos datos generan preocupación entre las autoridades de salud pública y la comunidad médica global.

Las razones detrás de este aumento son diversas, pero incluyen factores como la influencia de los movimientos antivacunas, la desinformación sobre las vacunas y la interrupción de los programas de inmunización debido a conflictos o crisis sanitarias a nivel mundial.

Sumado a esto, tendemos a pensar que el sarampión es una infección inofensiva y prácticamente erradicada, pero no es así. Se trata de una patología grave originada por un virus altamente contagioso, de fácil propagación, que se puede contraer a cualquier edad y que puede acarrear complicaciones severas e, incluso, la muerte. En las mujeres embarazadas que no se han puesto la vacuna, el sarampión puede hacer que tengan un parto prematuro o que el bebé nazca con bajo peso.

Las complicaciones y las muertes son más frecuentes en menores de 5 años y mayores de 30 años y se deben a encefalitis, neumonía - la causa más común de muerte provocada por el sarampión en los niños pequeños - y/o deshidratación. Las secuelas más graves son la ceguera, la discapacidad intelectual y la panencefalitis esclerosante subaguda (PEES), que se presenta años después de “curado” el sarampión y lleva a una destrucción progresiva del cerebro.

Cómo se manifiesta y cómo se transmite:

El sarampión se transmite mediante gotas de aire de la nariz, boca, o garganta de una persona infectada, que puede transmitir el sarampión desde 4 días antes hasta 4 días después de que aparezca el sarpullido. También se debe tener en cuenta que el virus puede vivir en el aire hasta dos horas después de que la persona infectada se haya ido del área.

Los síntomas del sarampión suelen aparecer entre 10 y 14 días después de la exposición al virus. El más visible es una erupción cutánea prominente.

Los primeros síntomas suelen durar entre 4 y 7 días, e incluyen:

• fiebre alta
• secreción nasal
• tos
• ojos llorosos y enrojecidos
• diarrea intensa
• infecciones de oído
• pequeñas manchas blancas en la cara interna de las mejillas
• erupción generalizada en todo el cuerpo

¿Dónde hay brotes de sarampión?

La mayoría de los casos se registraron en Yemen, India, Etiopía, Azerbaiyán, Kazajistán, Rusia, Irak y Pakistán, pero la delegación americana de la Organización Mundial de la Salud también activó la alerta epidemiológica; y Europa no es ajena a esta tendencia.

Las razones detrás de este resurgimiento de la enfermedad a nivel mundial

En los últimos años, hemos sido testigos de la falta de acceso a las vacunas, ya sea por limitaciones económicas, logísticas o políticas, que han dejado a muchas comunidades vulnerables a la propagación del virus del sarampión.

Este resurgimiento ha sido especialmente notable en áreas donde los sistemas de salud son frágiles o se han visto afectados por conflictos bélicos, desastres naturales o crisis económicas. En estos entornos, la interrupción de los programas de vacunación, junto con la falta de infraestructura médica adecuada, ha creado condiciones ideales para la propagación del sarampión.

Además, la desinformación y los mitos sobre las vacunas han contribuido significativamente a la disminución de las tasas de vacunación en algunas comunidades. La propagación de información errónea a través de las redes sociales y otros canales de comunicación ha llevado a muchas personas a dudar de la seguridad y eficacia de las vacunas, que se fortalecieron durante la pandemia del Covid y se han mantenido en la actualidad.

Historia de la vacuna

John Enders, un virólogo estadounidense junto con su equipo desarrolló la vacuna contra el sarampión a mediados del siglo XX. Años más tarde, el microbiólogo estadounidense Maurice Hilleman desarrolló una versión mejorada de la vacuna contra el sarampión utilizando la cepa atenuada desarrollada por Enders, que ayudó a salvar millones de vidas en todo el mundo.

La vacunación a nivel mundial es la forma más eficaz de prevenir el sarampión. Los niños deben recibir dos dosis de la vacuna para garantizar que son inmunes. La primera dosis se suele administrar a los 9 meses de edad en los países donde el sarampión es común y entre los 12 y los 15 meses de vida en otros países. Se debe administrar una segunda dosis más adelante, generalmente entre los 15 y los 18 meses.

Solo a través de un compromiso renovado con la salud pública, la equidad en el acceso a las vacunas y la promoción de la educación sobre la inmunización, podremos revertir esta tendencia y proteger a las comunidades vulnerables de los efectos del sarampión. Los países deben trabajar juntos para compartir recursos, conocimientos y experiencias en la gestión de brotes, así como para garantizar el acceso a las vacunas en todo el mundo.